sábado, 11 de septiembre de 2010

Guillermo Prieto y la invención de la tradición nacionalista mexicana del siglo XIX (Terceras)

Otro ejemplo del lenguaje como elemento unificador lo podemos encontrar en el poema, El sombrero Jarano:
"Tú no sirves al gabacho,
que eres burla en su cabeza;
ven a adornar nuestras filas,
jarano, como presea,
que no te desdeñó Hidalgo
en su divina pelea,
y te llevaba Guerrero
con orgullo en nuestras selvas."
(Prieto, 1971: 208)
En los versos anteriores Prieto resalta al sombrero jarano como un símbolo de mexicanidad, utilizado por los más grandes caudillos y que a su vez adornaba la cabeza de los valientes que pelearon por la libertad del país. El poema finaliza con una exaltación a los combatientes del cinco de mayo, quienes lograron vencer a las tropas de Napoleón III.
Al lenguaje común hay que añadirle un último punto relevante; cuando se maneja una lengua oficial ésta va de la mano de la educación pública. Conocer la lengua de los gobernantes significa colocarse en una situación de privilegio frente a los que desconocen la vía fundamental de información. (Fernández, 2005: 91)
Los liberales mexicanos sabían de los alcances de la lengua y por lo tanto una de sus principales preocupaciones fue precisamente fomentar la educación gratuita. Los representantes del catolicismo, prefería una formación de estilo clásico en sus escuelas. En ellas se impartían materias que entorpecían la aplicación de los estudios científicos, pues a la Iglesia le preocupaba que sus estudiantes se inquietaran más por la vida después de la muerte, el alma y encontrar el camino para llegar a Dios; dejando a un lado la situación real y los verdaderos problemas sociales. Para que los fieles no atentaran ante los intereses eclesiásticos, se les educaba en un espíritu de indiferencia ante los bienes terrenales, en cambio el placer únicamente debía girar en torno a la religión católica. Los pensadores liberales en cambio veían a la educación como instrumento de conocimiento, asimismo la consideraban una manifestación de equidad social, pues gracias a ella se haría posible hacer llegar el saber a todos los estratos. Por ejemplo en el siguiente fragmento se observa la esperanza que Guillermo Prieto tiene puesta en la educación pública:
“A pesar del continuo estado de revuelta en que ha estado México, es innegable que la educación primaria ha adelantado. Actualmente hay en la capital dos sociedades, una llamada Lancastería y otra Filantrópica: ambas protegen con empeñoso esmero la instrucción primaria, gratuita, que es de esperarse progrese cada día más.” (Prieto, 2004: 154)
Falta ahora hablar de un recurso igualmente fundamental en la aplicación de tradiciones inventadas; el concepto de etnicidad. En las concepciones nacionalistas suele jugar un papel importante la imagen del origen ancestral común y la creencia en una cultura compartida. En su uso corriente, casi siempre la etnicidad está relacionada de algún modo no especificada con el origen y la descendencia comunes, de los que supuestamente se derivan los rasgos frecuentes de un grupo étnico. (Hobsbawm, 2004: 71)
Los liberales mexicanos del siglo XIX, sabían que los conquistadores habían privado al pueblo de su historia, no solamente consiguiendo ensalzarse como seres todos poderosos, sino que habían impuesto una historia ajena. La Inquisición se encargó de borrar cualquier prueba de conocimiento de los nativos y sobre todo, había establecido al catolicismo como única religión. Por tanto, los hombres de la Reforma, observaron que el pueblo no compartía algo en común, más allá del simple hecho de ser mexicanos. De algún modo la cultura es frontera, pero los reformistas buscaron romper esas barreras. Simplemente a fuerza de convertirse en un pueblo, los ciudadanos de un país pasaban a ser una especie de comunidad, la cual, aunque sea una comunidad imaginada, entre sus miembros buscan cosas en común, lugares costumbres, personajes, recuerdos, señales y símbolos. O bien la herencia de secciones, regiones y localidades de lo que se había convertido en la Nación. (Hobsbawm, 2004: 99) Ningún escritor logró plasmar tan claramente éste suceso como Guillermo Prieto, en su crónica sobre las pulquerías se puede observar una gran metáfora acerca de la cohesión social. Primero menciona algunos lugares que están en la memoria de los habitantes; fondas, cafés y cantinas que ya no existen, pero en su momento atrajeron gran cantidad de muchedumbre como lo fueron el “Café Verloy”, “Las Cañitas”, “Los Pelos”, “El Diamante”, etc. Luego menciona las actividades y los personajes que se desenvolvían dentro de la pulquería:
“Hombres, mujeres, chicos, matanceros, toreros, frazadas, esclavinas, barraganes y chaquetas, se revolcaban formando un remolino inquieto en el grito, la injuria, la desvergüenza, la carcajada y la blasfemia, brotaban sin cesar, alimentando el fervor cajetes, vasos y tinas de licor embriagante de Xochitl” (Prieto, 1996: 49)
En la pulquería los personajes más distantes conviven entre ellos, la comida, el licor, los juegos; hacen que sus frecuentadores forjen en su interior la representación no solamente de un lugar propio sino de un país único, ya que cuenta con tradiciones que le pertenecen solamente al pueblo mexicano. Debido a esto se les facilita considerar a la nación como preferible a las otras. Gracias a los autores del siglo XIX mexicano, podemos entender la cultura como una manera de construir el presente en términos de pasado. La vida de cada generación y su forma de replantear lo aprendido por sus sucesores , se basa en un continuo intercambio de ideas y contrastes llenos de invención y creatividad. Para entender los cambios que nuestro país ha tenido en materia social y política, es necesario tener en cuenta la ideología de los grupos en el poder, ya que muchas veces esas tendencias que practicamos hoy en día, generalmente son también tradiciones inventadas.
Bibliografía:

Obra de Guillermo Prieto:

1. Prieto, Guillermo. Crónicas escogidas. Océano, México, 2004.

2. Prieto, Guillermo. Memorias de mis Tiempos. Editorial Porrúa, México, 1996.

3. Prieto, Guillermo, Musa Callejera, Editorial Porrua, México, 1971.

Obras Consultadas:

1. Aguila, Marcos Tonatiuh. “Guillermo Prieto: incansable guerrero de la pluma” en Guillermo Prieto Cartas públicas y privadas. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997:15-37

2. Covo Jacqueline Las ideas de la Reforma en México. UNAM, México, 1983.

3. Fernández de Rota, José A. Nacionalismo cultura y tradición. Anthropos, España, 2005.

4. Hobsbawm, Eric. La invención de la tradición. Crítica, España, 2002.

5. Hobsbawm, Eric. Naciones y nacionalismo desde 1780. Crítica, España, 2004.

6. Paz, Octavio. El arco y la lira. Fondo de Cultura Económica, México, 2008.

7. Reale, Giovanni, et al. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo Tercero. Editorial Herder, España, 2002